El signo que más precozmente nos avisa de la existencia de problemas es el sangrado espontáneo o al cepillado. Una encía que sangra puede presentar una gingivitis (problema leve) o periodontitis (problema grave). La diferencia entre ambas situaciones requiere valoración por parte del dentista. En ocasiones, aparece una tendencia aumentada al sangrado de encía, por ejemplo durante el embarazo.