Aunque el tabaco no es capaz de producir enfermedad de la encía directamente, sí que agrava su evolución y reduce la eficacia del tratamiento. El tabaco provoca una reducción significativa en el aporte sanguíneo a los tejidos periodontales, así como una disminución de la capacidad defensiva ante posibles invasiones bacterianas. Estos efectos negativos están, además, relacionados con la dosis de tabaco diario. En pacientes que dejan de fumar, tras unos meses, la encía adquiere unas características que la hacen similar a la de una persona que nunca fumó, por lo que la eliminación del hábito tabáquico favorece la salud periodontal y mejora la eficacia del tratamiento en caso de padecer periodontitis.

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